jueves, 26 de diciembre de 2013

Toma de Decisiones.





Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio Zen. Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo.

El gran maestro reunió a todos sus discípulos para escoger a quien tendría ese honor. “Voy a presentarles una problema – dijo -. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo”.
Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: “Este es el problema”.

Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor… ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados. Después de algunos minutos, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación y lo tiró al suelo.

“Usted es el nuevo guardián – le dijo el gran maestro, y explicó – : Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de UN PROBLEMA. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos.

Moraleja:

Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Solo existe una forma de lidiar con los problemas: la Toma de Decisiones. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo”.
Los problemas tienen un raro efecto sobre la mayoría de nosotros: nos gusta contemplarlos, analizarlos, darles vuelta, comentarlos… Sucede con frecuencia que comparamos nuestros problemas con los de los demás y decimos: “Su problema no es nada… ¡espere a que le cuente el mío!

 No existen problemas, sólo son pruebas que hay que superar.

sábado, 7 de diciembre de 2013

¡Acuérdate de soltar el vaso!




A veces en la vida debemos afrontar preocupaciones pero siempre debemos intentar que nos afecten lo minimo posible. Os adjunto un relato que nos hace recapacitar en nuestras preocupaciones, debemos afrontarlas, pero no por mucho pensar y atormentarnos vamos a conseguir solucionarlas, leete este relato y comprenderás que el vaso hay que soltarlo¡¡¡¡¡


Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, ella preguntó ¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.

Pero la psicóloga respondió: “El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.

El peso del brazo no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve. Y continuó: “Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.”

¡Acuérdate de soltar el vaso!