domingo, 28 de julio de 2013

El granjero y sus hijos, ejemplo de unión para trabajo en equipo.




Tres hermanos reñian a causa de las tareas que les había en” cargado su padre. El mayor estaba parado junto a la puerta del establo, agitando con enojo los brazos. El segundo, frente a él, blandía el puño en un acceso de ira. Y el tercero estaba recostado contra el pozo, con las manos metidas en los bolsillos y en el rostro un aire terco y malhumorado.
El granjero vio reñir a sus hijos y salió de la casa con tres pesados palos atados formando un haz.
-¡Hijos! -les gritó-. Si tenéis tiempo para hacer una pausa en vuestra reyerta, quiero que tratéis de romper estos palos.
Los tres hijos lo intentaron, sucesivamente, apoyando el centro del haz en las rodillas y haciendo presión, con las manos, por los extremos. Pero la madera era resistente y no quería romperse.
Entonces, el granjero desató la cuerda que unía los palos y, tendiendo un palo a cada uno de sus hijos, les dijo: -¡Ahora, intentadlo!
Desde luego, cada joven partió en dos su palo, fácilmente.
-Como veis, hijos míos, si sois como los palos separados, cualquiera podrá romperos -dijo el granjero-. Pero, unidos, seréis suficientemente fuertes para soportar cualquier infortunio, y vuestra tierra prosperará.



Cuando se trabaja en equipo y unidos se pueden llegar a objetivos increibles.

Frases:
 
En un equipo, no todos pueden pretender tener la misma fama y prensa, pero todos pueden decir que son campeones. 

Son tres las cosas que le diría a un equipo para ayudarlo a mantenerse unido: Cuando algo resulta mal: yo lo hice. Cuando algo resulta mas o menos bien: nosotros lo hicimos. Cuando algo resulta realmente bien: ustedes lo hicieron. Paul “Bear” Bryant.


Cuando el trabajo de un gran lider concluye, la gente dice ¡lo hicimos!

Trabajar en equipo divide el trabajo y multiplica los resultados.

domingo, 21 de julio de 2013

El Anciano Samurai. "Descubre lo que eres para saber lo que vales"

Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario. Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento y, gracias a su inteligencia privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla. Conociendo la reputación del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama.
 
Los estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío. Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al viejo. Arrojó algunas piedras en su dirección

y le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de sus casillas, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró de la plaza.
 
Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
 
-¿Cómo ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?
 
El viejo samurai repuso:
 
-Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el regalo?
-Por supuesto, a quien intentó entregarlo -respondió uno de los discípulos.
 
-Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos añadió el maestro-. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.
 
Nadie nos agrede o nos hace sentir mal: somos nosotros los que decidimos cómo sentirnos. 

Cuando te sientas débil recuerda a aquellos que te han hecho fuerte y cuando tengas dudas recuerda a aquellos que han  creido en ti.
 

domingo, 7 de julio de 2013

Si queréis saber qué clase de amigos tenéis, pedidles un favor!!!!!





Nadie había llamado jamás vanidosa a la liebre, pero tantos animales le habían dicho que era el mejor de sus amigos, que no se la podía censurar porque se sintiera un poco orgullosa de sí misma.
Una alegre mañana de sol, decidió visitar a algunos de sus doscientos hijos. Salió temprano y atravesó, dando saltos, los bosques, hasta que, de improviso, le cayó encima una rama y le magulló una de las patas traseras.
La magulladura no era grave y sólo había una razón para que la inquietara. Al día siguiente, la gente del pueblo venía a cazar a los bosques y, para huir de sus sabuesos, ella tendría que mostrarse más despierta y ágil que nunca. Avanzó renqueando algunos pasos y, después de sentarse, se rascó pensativa la oreja. Empezó a sospechar que algo no andaba demasiado bien.
-¿Por qué ha de huir para salvar su vida un ser tan popular como yo, en las condiciones en que me encuentro? -se preguntó, frunciendo su móvil hociquillo-. Esa idea es sencillamente estúpida. Felizmente, tengo excelentes amigos que me ayudarán gustosos a salir del paso.
Se levantó en el acto y fue renqueando hasta una pradera, donde halló a su buen amigo el caballo.
-Buenos días, hermano caballo -dijo-. Estoy en dificultades. Mañana, como sabes, es el día de la cacería, y con la magulladura que tengo en la pierna me costará librarme de los sabuesos. ¿Me dejarías montar sobre tu lomo?
-Ya sabes que yo accedería gustosamente -dijo el caballo-. Pero, en realidad, tengo que trabajar durante todo el día para mi amo. De todos modos, eso no tiene por qué preocupar a una persona tan atrayente como tú. Recibirás ayuda, estoy seguro… ¡Mucha ayuda!
La liebre necesitó largo tiempo para su paseo. La pata le dolía mucho y le alegró encontrarse con el toro. Sin detenerse a tomar aliento, le contó su historia.
-Con tus filosos cuernos -dijopodrías mantener a raya a toda una jauría de sabuesos y, además, ahuyentar a los cazadores.
-Sí, pero… eso me parece difícil ?-respondió el toro-. Por desgracia, he prometido a un amigo que visitaría mañana a su familia.
-Comprendo -dijo rápidamente la liebre-. No pienses más en eso.
-Días pasados, vi a tu amiga la cabra montés -insinuó el toro-. Es probable que le alegre ayudarte.
La liebre necesitó largo tiempo para encontrar a la cabra; pero, finalmente, lo consiguió y le repitió su historia.
-Ya sabes cuáles son los sentimientos que me inspiras -dijo la cabra montés-. Yo haría cualquier cosa por una amiga como tú. Pero me siento tan mal que te sería completamente inútil. No puedo imaginar de qué se trata -y la cabra meneó su peluda cabeza-. Quizá se deba a algo que he comido y me ha sentado mal.
Esa misma tarde, la liebre visitó al asno, a su viejo amigo el buey y hasta a un oso al que había salvado la vida en cierta ocasión. Todos ellos se mostraron ansiosos de ayudarla, pero daba la casualidad de que estaban mucho más atareados que antes.
La liebre volvió a su casa, renqueando penosamente. Al anochecer, reunió a su alrededor a veinte o más de sus hijos. Había descubierto una verdad tan grande y tan amarga. que sentía la necesidad de compartirla con- su familia.
-Si queréis saber qué clase de amigos tenéis, pedidles un favor -les dijo-. ¡Entonces, lo sabréis!


Frases:

 Nunca llegamos a valorar la amistad de alguien hasta que nuestr@ amigo@ se va. Pero a veces hace falta que se vaya para que nos demos cuenta del valor real de su amistad.


Un amigo es alguien que sonrie cuando tu sonries, se rie cuando tu te ries, y te aguanta la mano cuando tu lloras,

Impresionante reflexión.